Autor
SOUTO, ARTURO
Pintores Históricos
ARTURO SOUTO
Souto Feijoo, Arturo
( Pontevedra, 4 de julio de 1902 - México D. F., 3 de julio de 1964 )
Biografía
Arturo Souto fue un creador que jugó un papel singular en la renovación del arte gallego anterior a la Guerra Civil desde el movimiento de Los Jóvenes y después en el ámbito cultural del exilio americano, que el artista viviría en México hasta su muerte.
Hijo del juez y pintor Alfredo Souto, estudió Bellas Artes en Sevilla y Madrid y fue becario de la Diputación de Pontevedra en París. En 1931 firma el manifiesto de la Sociedad de Artistas Ibéricos y tres años después gana el Premio de Roma, trasladándose allí con su familia.
En su evolución, que hay que situar en la figuración europea de entreguerras, muestra el gusto por las figuras femeninas tratadas con sólidas formas volumétricas, eliminando el detalle como en Negra (1934) o El torero y la maja (1933). Cuando representa mujeres y hombres en contextos populares gallegos, los convierte en auténticos emblemas, queriendo hacer hincapié en el carácter popular, de clase, de las figuras ubicadas en ámbitos de trabajo que alcanzan un fondo sentido social.
Se percibe también una inclinación expresionista (Santo sepulcro, 1935), y llega en ocasiones a orillar una estética poscubista, aspectos que proceden de su estadía en París y del contacto con diferentes ámbitos estéticos: gallego (Los Jóvenes), español (Sociedad de Artistas Ibéricos), francés e italiano.
Uno de sus temas recurrentes es el ambiente de escenas de taberna, cabaré o prostibularios, representaciones en las que domina lo sensual: Desnudo femenino al lado de una mesa, (1930) o lo explícitamente erótico: Esperando, (1938) y Jugando a las cartas, (1932). Además de eso, no pocas obras de estos años treinta están en la órbita de la pintura figurativa italiana de los Valori Plastici y del denominado realismo mágico.
Con la Guerra Civil realiza óleos de temática combativa, comprometidos con la legalidad republicana, pero sobre todo elabora dibujos y grabados puestos al servicio de las publicaciones de propaganda de guerra. En estos trabajos sobresale la atmósfera nocturna, la representación cruda de la violencia y un cierto onirismo (Arresto en pueblo de montaña, 1936).
De la misma matriz temática son los óleos de desolados paisajes castellanos, fruto de la experiencia visual de la guerra (Capea en un pueblo de Castilla, 1945), que se integran dentro de un realismo social, no exento de toques expresionistas, con una acumulación de pinceladas, con texturas marcadas, presentando un ambiente áspero.
Souto va a vivir el exilio en México. En su obra americana aparece la temática ligada al nuevo continente. En paralelo, el pintor transforma su paleta en obras donde el colorismo gana terreno y en ellas es detectable cierto primitivismo indigenista de logrado equilibrio compositivo y cromático. Al mismo tiempo, desde los años cuarenta, su pintura evoca la España profunda, solanesca o el París estilizado por la memoria. En los últimos años, el artista transforma su paleta en obras en las que el colorismo gana terreno, como en Japonesas (1955).
Regresa a España en el año 1962 y expone pronto en Vigo, Madrid, Santiago y Bilbao, pero tiene que regresar a México a principios del 1964 ante el riesgo de perder el permiso de residencia. Murió ese mismo año.