Autor
SOBRINO CARLOS
Pintores Históricos
CARLOS SOBRINO
Sobrino Buhigas, Carlos
( Pontevedra, 18 de marzo de 1885 - Vigo, 4 de diciembre de 1978 )
Biografía
Carlos Sobrino Buhigas nace en una familia de un fuerte vínculo con el medio intelectual y artístico. En una primera fase, que se corresponde con sus años de formación y primera madurez, Sobrino busca un lenguaje en el ambiente formativo en que realiza su consolidación como pintor: el Madrid de la primera década del XX. Se trata de un medio influido por la crisis del 98, la progresiva llegada de influjos simbolistas y el auge de un regionalismo de matriz académica.
En este período, los cuadros de temática gallega adoptan una estética en la que lo popular es mirado con cierta tensión, con un tremendismo valleinclanesco, todo un síntoma de la época, con una visión que inserta el malestar como elemento importante dentro de la obra, incluso ocupando su núcleo.
Las influencias de la estampa japonesa, del modernismo y posteriormente del art déco se hacen evidentes después de sus estadías en París en 1921 y en Londres y París en 1923, y van a ser situadas en un contexto temático de costumbrismo gallego. Sobrino somete los temas, convencionalmente gallegos, a una estilización art déco, con escenas de personajes populares que parecen salir de una representación teatral, adornados con pormenores ideales de espíritu romántico. Participa su postura de un galleguismo que admira el modelo de vida tradicional y que responde contra la modernidad en términos estéticos moderadamente innovadores, pero que reflejan con claridad las posturas ideológicas conservadoras.
Los dibujos, acuarelas y óleos de Carlos Sobrino tienen, al mismo tiempo, un valor y un carácter descriptivo-etnográfico, en dos vertientes: una de inclinación arqueológica y muy ligada al ambiente creado desde finales del XIX por la Sociedad Arqueológica de Pontevedra (Interior, 1940); y otra más acercada a la etnografía. Recoge un abanico amplísimo de la cultura material, sin olvidar tampoco la representación de costumbres: construcciones populares (Pueblo gallego); objetos de uso doméstico; trajes (Mujer con gallina, 1936); representaciones de danzas, etc. En este sentido su postura tiene un evidente vínculo con una parte importante de la cultura gallega de su tiempo, pensemos en la sección de archivo etnográfico que nunca faltaba en la revista Nós (1920-1936).
El pintor opta por lo rural y tradicional frente a lo urbano y moderno. A partir de la década de los veinte acentúa su opción por las composiciones de temática labradora y marinera, que llega a su apogeo en las obras de gran formato y barroquismo de la década de los treinta como el Tríptico marinero (1931) y el Tríptico campestre (1931). Estas obras permiten acercarnos a las llaves de su constructo plástico e ideológico, son ejemplos perfectos de su estilo en este momento: escena popular con el paisaje al fondo y una composición teatral, de carácter coral, en que se destaca el colorido de los atuendos tradicionales y, en general, los elementos costumbristas. Todo lo tradicional es connotado positivamente. Así el artista se sitúa en un locus amoenus, en un tiempo eterno en el que naturaleza y seres humanos están en simbiosis absoluta, en equilibrio ideal, ya sin sombra del malestar que podíamos percibir en obras de la primera mitad de los años diez. Un lenguaje al que va a permanecer fiel a lo largo de su dilatada trayectoria creativa.