Autor

ARGÜELLES, JULIO
Pintores Históricos
ARGÜELLES
Fernández Argüelles, Julio A.

( Astorga, León, 1923 - A Coruña, 8 de abril de 2002 )

Biografía
Es hijo de gallego y asturiana, aunque el pintor se ha considerado siempre gallego por voluntad, vocación y convicción. Su infancia transcurre en la capital leonesa, en cuyos colegios de Maristas y Agustinos cursa estudios y se inicia en la pintura, alentado también por el ambiente artístico familiar, así como la relación paterna con el pintor Demetrio Monteserín. Realizó su primera exposición en León en 1949. Se traslada a Madrid para seguir estudios de Naútica y entregarse al arte en el Casón del Buen Retiro. El mar le apasiona, y durante varios quinquenios navega por todos los océanos del mundo, mientras pinta incansablemente durante todos sus ocios. Fija definitivamente su residencia en A Coruña, donde muy pronto va a influir en la vida artística de la ciudad, tarea que le llevará primero a ser numerario de la Real Academia de Bellas Artes del Rosario, y más tarde su presidente y verdadero impulsor. Sus exposiciones se suceden, en la urbe herculina, en Madrid y en numerosas ciudades de España y del extranjero. La última, en Düsseldorf, en 1922, con gran resonancia. Está representado en los Museos de Galicia, en el de los Caminos de su ciudad natal, Astorga, y en colecciones de todo el mundo. Un peculiar misticismo, neogoticista y dramático, preside la estética de Argüelles, dibujante firme, excelente retratista, con materia abigarrada, de manera que parece que construye sus cuadros directamente con el pincel. Esa estilización no resta fuerza a las creaciones del artista, cuya ideación expresionista, de ascendencia medieval, queda anegada por un indefinible y hasta inquietante encanto. Ha tocado todos los géneros: composiciòn, figura, paisaje, bodegón, retrato. En todos ellos se reitera su firmeza, su peculiar concepcion cromática, con tierras, ocres, azules desvaídos, amarillos y carmines como sangre. En algunos retratos como el de S. M. la Reina de España, llega a un ambiente velazqueño en el claroscuro, que domina por completo. Con frecuencia acude a las escenas religiosas transidas de extrema espiritualidad.